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Algunos errores a la hora de hacer la dieta

Algunos errores a la hora de hacer la dieta

Algunos errores a la hora de hacer la dieta. En el empeño por perder peso, muchas son las cosas que hacemos mal, por ello en esta ocasión queremos darte algunos consejos para evitar verdaderos errores en lo que a la alimentación se refiere.

Algunos errores a la hora de hacer la dieta

Dejar de comer suele ser la solución más recurrente a la hora de buscar recuperar el peso tras las fiestas o cualquier otra razón que haya causado que nos excedamos en el consumo de calorías por una temporada. Esta opción es un error, pues pasar hambre es lo peor que podemos hacer a la hora de mantener nuestro peso. Ya sabemos que lo ideal a la hora de mantener una buena alimentación es planificarnos bien y tener variedad en los alimentos para mantener los niveles que el cuerpo necesita para realizar sus funciones.

Uno de los errores más habituales es adoptar una forma de alimentación restrictiva en la que se descartan algunos tipos de alimentos. Nunca debemos privar al organismo de un determinado tipo de alimento, pues podemos disminuir ciertos niveles de nutrimentos que nos aporta ese alimento y generar de este modo desajustes. Además, estas medidas restrictivas infundirán en nosotros una presión tan elevada que al terminar la dieta comeremos más cantidad de ese alimento, aumentando de nuevo de peso sin darnos cuenta.

Es otro de los errores. No es necesario pasar hambre para adelgazar y comer muy poco o solo realizar una comida al día. Lo peor que le podemos hacer al organismo es pasar hambre, ya que al recibir alimento lo almacenará en forma de grasa para futuros episodios de hambre. Es decir, el metabolismo se ralentiza, quemando muchas menos calorías. Por ello, es importante realizar unas cinco comidas al día para mantener el hambre alejado de nosotros. Eso sí, las comidas serán moderadas y con alimentos adecuados para mantener el peso.

Realizar dieta sin llevar a cabo actividad física es un error que solemos hacer muchos de nosotros. Es importante que cuidemos la alimentación, pero también la actividad física. Apuntarnos a un gimnasio y realizar una actividad de acuerdo con nuestros gustos y condición física es una buena alternativa.

Caer en la tentación de realizar las dietas de moda que nos recomienda un compañero del trabajo o del gimnasio o hacer la dieta de turno que hemos visto en una revista es algo muy habitual a la hora de ponernos a perder peso. Esto es un gran error, ya que no existe una dieta general para todo el mundo, pues cada persona tiene un estilo de vida, y por eso es necesario que siempre nos pongamos en manos de un especialista que nos asesore y controle el tipo de dieta que vamos a seguir.

Es importante tomarlo en cuenta y no cometer estos errores, ya que una dieta correcta debe contener todo tipo de nutrimentos en su justa medida. Una buena combinación de dieta adecuada y ejercicio será la mejor herramienta para mantenernos en forma y controlar nuestro peso de la manera más sencilla y cómoda posible.

¿Cómo incluir frutos secos?

Sabemos que los frutos secos son valiosos aliados de la salud debido a su alta densidad nutritiva, pues concentran grasas buenas, minerales, vitaminas, fibra y antioxidantes. Sin embargo, aunque sabemos su gran calidad nutrimental muchas veces no sabemos cómo incluir frutos secos en la dieta.

A continuación, te damos algunos trucos para lograrlo:

Las opciones para incorporar frutos secos a la dieta diaria son muchas, y con sólo optar por uno de estos consejos y añadir unas cinco nueces, almendras u otro fruto seco cada día, se pueden lograr los beneficios que sus importantes nutrimentos pueden ofrecer al organismo.

Importancia de elegir alimentos sanos

Una buena dieta comienza en el supermercado. Saber elegir los alimentos para hacer las comidas es el primer paso fundamental para equilibrar nuestra dieta. Evitar los alimentos ricos en grasas, azúcares simples y sal va a ser una premisa básica, pero veamos algunos puntos más: Elige alimentos frescos siempre que puedas: verduras, hortalizas, fruta, carne, pescado; todo alimento fresco sabe mejor y tiene mejor composición nutrimental.

La ensalada es un primer plato perfecto, y no solo hablamos de lechuga, tomate y aceitunas. Podemos preparar una ensalada con muchísimos ingredientes: quesos, salmón, maíz, frutas. Esta opción evita como primer plato a preparaciones más calóricas y también nos proporciona cierto efecto saciante para que en el segundo plato y postre no nos pasemos con las calorías. Sin olvidar que los ingredientes de la ensalada nos van a proporcionar muchas vitaminas, minerales y fibra.

Añade fruta a tu vida.

Al menos hay que tomar tres piezas de fruta al día. Simplemente con hacernos un zumo de naranja en el desayuno ya estaremos consumiendo dos de esas piezas. Otro punto clave es la variedad, no comer siempre la misma fruta porque habrá limitación con el aporte de micro-nutrimentos. Elegir la fruta de temporada es la mejor opción y también la más barata.

Olvídate de zumos preparados y bebidas azucaradas.

Tanto zumos como bebidas gaseosas tienen gran cantidad de azúcares simples que merman la calidad de nuestra dieta. El agua natural es la mejor forma de hidratarnos, sin gases, sin azúcar (calorías extra) añadido y facilita la digestión. Y si podemos evitar el alcohol, mejor, aunque “alguna” cerveza o vaso de vino en las comidas no nos hará mal.

Elige carne y pescado bajo en grasa.

Ya sabemos que las carnes son más buenas si tienen mucha grasa, pero acostumbrarnos a comer carne grasa hará que los niveles de ácidos grasos y colesterol se desequilibren. Carnes como el pavo, pollo o zonas con poca grasa del cerdo y res son la mejor elección. Igual con los pescados, aunque los azules tienen muchos beneficios por el omega-3, también tienen mayor cantidad de grasa.

Si se trata de elegir grasas para la dieta, que sean a base de aceite de oliva y frutos secos. Es mejor aceite de oliva que mantequilla y mejor frutos secos para un aperitivo.

Hábitos saludables a la hora de comer

Uno de los peores hábitos del siglo XXI a la hora de sentarnos a la mesa es comer rápido. Hay que evitar a toda costa que la comida sea una competición en la que queremos acabar lo antes posible. Nuestro cuerpo necesita que le introduzcamos los alimentos poco a poco, para no sobrecargar el sistema digestivo.

Tómate tiempo para comer, si tardas menos de 15 minutos en levantarte de la mesa, entonces necesitas bajar la marcha. Apúntate a lo que ahora se conoce como “slow food”, comer despacio, disfrutando de la comida y los sabores.


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