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Aprende a manejar tu estrés con ejercicio

Hacer ejercicio diario, no sólo te ayuda a mantenerte en forma; también es una herramienta útil para aprender a manejar tu estrés con ejercicio; mejorar tu autoestima, y al mismo tiempo sirve de válvula de escape.


Aprende a manejar tu estrés con ejercicio

No sólo con ejercicio diario te puedes ver mejor y hasta perder algunos kilos, sino hacer tu vida menos estresante. El estrés se puede definir como aquella situación donde existen varios estímulos que provocan ansiedad; los cuales se mantienen activos constantemente y suelen provocar reacciones psicosomáticas.

Es diferente a la ansiedad, pues sus ataques no son tan agudos como los de esta última, son más bien continuos. La mayoría de las personas se estresan por diversos motivos. El estrés para quien hace algún deporte, puede ser de carácter positivo o negativo, es decir; la práctica de un deporte en particular; como el fisicoculturismo, es capaz de generar estados psicofisiológicos que contribuyen a la salud física y mental del individuo o; por el contrario, lo debilitan.

Situaciones estresantes

Específicamente para un deportista, entre las causas que le pueden provocar estrés están:

El hecho de tener que superar sensaciones de dolor, cansancio, incomodidad, enfado, preocupación y decepción, que aparecen a menudo durante la competición.

O bien, por la necesidad de mantener la concentración apropiada en todo momento, y por el reto de alcanzar un objetivo determinado que exige un esfuerzo, en muchas ocasiones excesivo, del sujeto.

Para tener el control

Es función del entrenador motivar a los deportistas durante periodos determinados de tiempo y fomentar su autoestima, ya que este factor tiene un alto efecto reductor del potencial estresante de la situación. Otro elemento clave es el compromiso, es decir, involucrarse en aquello que uno hace o que necesariamente tiene que afrontar, en contraposición a evadirlo total o parcialmente.

El optimismo es otra característica que se debe impulsar, ya que tiene un efecto reductor del potencial estresante de la situación. Asimismo, una autoconfianza elevada, así como una buena actitud, pues tienen un efecto reductor del potencial estresante de la situación. Otros factores para hacer frente al estrés son aspectos como el desarrollo de la creatividad, una buena alimentación, practicar deporte, cultivar actividades sociales, ser positivo y apoyarse en los demás.

Estrés positivo

El ejercicio es una excelente opción para manejar el estrés, pues es una forma saludable de aliviar la energía y la tensión reprimida. Además, te ayuda a ponerte en mejor condición física, lo cual te hace sentir mejor.

Practicar deporte genera estrés positivo, es decir, favorece la estabilización del sistema inmune y contribuye a la prevención de enfermedades; es un estimulante natural del sistema inmunológico, debido a que genera una reacción aséptica, lo que facilita la eliminación de sustancias tóxicas del organismo y simultáneamente propicia la regeneración del mismo; asimismo, favorece la producción de ciertas sustancias neuropéptidas (por cada pensamiento o recuerdo, el cerebro produce sustancias químicas llamados “neuropéptidos”, los cuales trabajan a nivel neuronal y afectan a la persona, es decir, lo que ésta siente es la producción y asimilación de esos neuropéptidos).

Las sustancias neuropéptidas, a su vez propician una mayor producción de endorfinas endógenas y una reducción en la producción de catecolaminas y corticosteroides (movilizan la producción y distribución de energía durante el estrés), este proceso favorece el incremento del número de linfocitos y el respectivo mejoramiento de sus funciones.

Técnicas deportivas para combatir el estrés

En particular, en el deporte existen varias técnicas que utilizan los psicólogos del deporte para hacerle frente al estrés.

Por ejemplo:

1. Entrenamiento en imaginación

Se define como la repetición simbólica de una actividad física en ausencia de cualquier movimiento muscular grande. El atleta imagina metódica y conscientemente y de manera repetida una acción deportiva sin llevar a cabo su ejecución práctica.

Los objetivos de este tipo de técnica son: a) facilitar las habilidades motoras mejorando la ejecución deportiva; b) controlar la tensión y la concentración; y c) acelerar la recuperación de lesiones.

2. Reestructuración cognitiva

Se puede definir como el conjunto de técnicas que pretenden cambiar directamente los pensamientos de los deportistas para afrontar mejor las demandas de la competición. Con esto se busca: a) mejorar la autoconfianza del atleta; b) potenciar actividades motoras; y c) controlar la tensión y la concentración.

En los deportes de resistencia, esta técnica es muy útil para conseguir bloquear el reconocimiento de la fatiga y la conciencia del dolor, lo que favorece el rendimiento deportivo.

3. Del control de respiración

La mayoría de los atletas muestran un patrón respiratorio incorrecto que se agrava con los nervios de la competición. Este patrón se caracteriza por un ritmo acelerado, escasa intensidad y una respiración superficial, aprovechando sólo la parte superior de los pulmones, es decir, una tercera parte de la capacidad pulmonar.

Esto supone un mayor trabajo del sistema cardiovascular, la cantidad de aire que llega al pulmón es insuficiente y la sangre no se puede oxigenar de manera adecuada. Los tejidos quedarán desnutridos, produciéndose una intoxicación general del organismo que facilitará la aparición de la ansiedad y la fatiga.

Los objetivos de estas técnica son: a) controlar la activación facilitando estados de relajación o de activación; y b) aumentar la capacidad pulmonar y movilizar más litros de oxígeno durante el ejercicio aeróbico, llevando más energía a los músculos y facilitando la expulsión de productos sobrantes.

4. Relajación muscular progresiva

La ansiedad ante la competición puede producir tensión muscular y descoordinación en los movimientos, además de sensaciones desagradables que nos hacen sentir incómodos, disminuyendo la confianza en nuestras posibilidades. La relajación se puede utilizar en la preparación psicológica de competiciones deportivas. Los objetivos son: a) reducir estados de ansiedad; b) facilitar el descanso; c) controlar la tensión y la concentración; y d) acelerar la recuperación de lesiones.

Durante la competición, la relajación produce una disminución en la tensión muscular y frecuencia cardíaca; un aumento de la vasodilatación arterial con mayor oxigenación celular y riego periférico; una disminución de la frecuencia respiratoria, del ácido láctico en sangre, del consumo de oxígeno y de la activación simpática (cuando se prepara al organismo para situaciones de emergencia); pero principalmente, genera una sensación de tranquilidad y confort.


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