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El ejercicio como método de mejora en la salud mental de los adultos jóvenes

El ejercicio como método de mejora en la salud mental de los adultos jóvenes

Así como el COVID-19, ha afectado a tal grado, que aún no sabemos con certeza la manera en la que ha impactado, no solo nuestra sociedad misma, sino a cada individuo y por ello la principal preocupación ha sido el riesgo directo para la salud física, ya están surgiendo datos que sugieren que también existe un costo significativo para la salud mental y emocional.

 

Estos tiempos extraordinarios, nos obligan a reflexionar y darnos cuenta la importancia no solo en la salud física sino mental, y cómo estas se relacionan directamente lo cual mejora o empeora nuestro estado general. 

 

El miedo, aislamiento y la tensión general experimentados por muchos ha impactado a cada edad demográfica. Un grupo de especial preocupación son los adultos jóvenes entre las edades de 18 y 24 años. Una encuesta reciente realizada por los Centros para el Control de Enfermedades encontró que el 75% de los 5,470 adultos jóvenes encuestados tenían uno o más síntomas adversos de salud mental o conductual.

Además de la intervención profesional, se ha descubierto que los hábitos diarios específicos relacionados con la salud ayudan a mejorar aspectos de la salud mental como el estado de ánimo, la autoestima y la respuesta al estrés. Se ha demostrado que el ejercicio es particularmente eficaz en estos casos.

 

Los beneficios físicos del ejercicio son bien conocidos y las investigaciones apuntan a una lista cada vez mayor de beneficios fisiológicos, neurológicos e incluso psicológicos. 

 

A continuación se muestra cómo impacta en el estado de ánimo y la salud mental en general el hecho de realizar ejercicio de manera regular.

 

El ejercicio aumenta las hormonas y los neurotransmisores para «sentirse bien»

 

El ejercicio vigoroso crea cambios inmediatos en los neurotransmisores para «sentirse bien», como la serotonina y la dopamina, lo que tiene un impacto positivo en cómo te sientes, piensas y actúas. La noradrenalina, una hormona y un neurotransmisor que aumenta la concentración durante el ejercicio, puede proteger tu cerebro de los impactos negativos del estrés. El ejercicio también promueve un aumento de los opioides endógenos que mejoran el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Estas «endorfinas» son uno de los factores detrás de la «euforia del corredor».

 

El ejercicio configura la respuesta al estrés

 

Aunque nos hace sentir muy bien, el cerebro y el cuerpo humanos reconocen que el ejercicio es un estrés fisiológico. Aumentar la frecuencia cardíaca y desafiar casi todos los sistemas del cuerpo está muy lejos del estado de homeostasis. Sin embargo, los investigadores han descubierto que este estrés intencional creado por el ejercicio voluntario puede suprimir la respuesta del sistema nervioso simpático a futuros eventos estresantes.

 

La respuesta humana al estrés implica una relación entre la corteza prefrontal lógica y altamente evolucionada y la amígdala reactiva más primitiva. Parece que tanto el ejercicio agudo como el regular ayudan a amortiguar la respuesta de la amígdala, permitiendo que la corteza prefrontal más lógica dirija el espectáculo.

El ejercicio mejora la autoestima

 

Además de los beneficios fisiológicos y neurológicos positivos, el ejercicio regular se asocia con una mejora en la autoestima. Además, una perspectiva más positiva combinada con una mejor percepción del cuerpo y competencia física general da como resultado que los adultos jóvenes se sientan más expertos y confiados.

 

Para que los adultos jóvenes obtengan los beneficios del ejercicio para la salud mental, es importante que lo lleven a cabo de una manera segura, eficaz y agradable. Aunque se han observado beneficios para la salud mental con varias frecuencias e intensidades de la participación en el ejercicio, las pautas actuales de la industria alientan a los adultos sanos de 18 a 65 años a participar en ejercicios de intensidad moderada (64-76% de la frecuencia cardíaca máxima) durante 30-60 minutos por día, al menos tres días a la semana, o ejercicio aeróbico de intensidad vigorosa (77-95% de la frecuencia cardíaca máxima) durante 20-60 minutos por día, al menos tres días a la semana. También se recomienda realizar entrenamiento de resistencia al menos dos días a la semana.

 

Cómo hacer que la persona vea al ejercicio como un gusto en lugar de un deber.

 

Hazlo social:

Los adultos jóvenes se encuentran a menudo en una etapa de la vida en la que reconocen la importancia de ampliar sus círculos sociales. Cuando esto se puede hacer en un entorno de ejercicio, la actividad se vuelve más divertida y relevante para sus vidas.

Anímalos a encontrar algo que disfruten:

Como ocurre con cualquier edad, es más probable que las personas se queden con algo que disfrutan, por eso es importante animar a los adultos jóvenes a que prueben diferentes actividades y encuentren algo que disfruten.

Resalta cómo les hace sentir el ejercicio:

La pérdida de peso, la mejora del rendimiento físico y otros «efectos secundarios» positivos del ejercicio pueden llevar un tiempo en ser notorios. Sin embargo, una sola sesión de ejercicio puede mejorar inmediatamente el estado de ánimo, los niveles de estrés y otros factores de la salud mental. Anime a los adultos jóvenes a enfocarse en estos aspectos de un programa de ejercicio, además de buscar resultados a largo plazo.

 

Generación de metas. 

Además, esta edad demográfica puede estar en el proceso de perseguir hitos importantes en la vida, como encontrar una carrera, seleccionar pareja, formar una familia, etc. Si se enfocan solo en los beneficios a largo plazo del ejercicio, será más fácil que le resten prioridad a este hábito altamente beneficioso para ocuparse de otros asuntos de importancia.

Cuando las personas llegan a valorar el ejercicio como algo que puede mejorar inmediatamente su estado de ánimo, su perspectiva y su capacidad para tomar decisiones, se convierte en una prioridad y una herramienta relevante dentro del contexto de su vida.

 

Cabe señalar que el ejercicio por sí solo no es una “cura”; los expertos recomiendan que los adultos jóvenes busquen la intervención de un profesional si tienen problemas de salud mental. Sin embargo, promover hábitos de vida saludables como el ejercicio puede ofrecer un apoyo poderoso en el camino hacia la mejora de la salud mental.

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